Hablando de Inclusión
Muchas situaciones muestran cuán importante es la Inclusión, que más allá de ser un término que habla sobre integración, igualdad y participación, entre otros aspectos, toca las fibras de quienes se sienten «fuera» del núcleo social o un entorno en particular.
Cómo madre de un niño de diez años de edad diagnosticado con Síndrome de Asperger a los tres, sigo a especialistas médicos conocedores del tema así como diferentes páginas, grupos en portales y redes sociales, en ellos madres, padres, jóvenes y adultos ya sea por sus hijos o por vivencias propias hablan de cómo son excluidos de actividades en el medio en que se desenvuelven, miedos, inseguridades…
Recuerdo el momento en que la maestra de mí hijo, quien por conocimiento directo de la condición gracias a que algunos de sus alumnos tenían el diagnóstico, me explico que era posible que mi hijo lo tuviera, lo hizo de una manera tan particular y bella que más que sentir temor y aunque con cierta curiosidad sobre el porvenir, lo tome de la mejor manera, ella también me sugirió pedir cita con un especialista y así lo hice.
Es evidente nuestra falta de información sobre muchos temas a este respecto y también valiosos los aportes que algunos hacen pero que pocos replican y que a la postre pueden llegar a convertirse en un “gran empujón” a esa tan anhelada Inclusión, pues la gente en su mayoría desconoce que es el asperger, entonces: ¿Cómo reclamar Inclusión por algo que otros desconocen?
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En mí caso no fueron fáciles algunas situaciones, principalmente por el ya mencionado desconocimiento sobre el asperger y la manera correcta de manejarlo, especialmente en el ámbito escolar, sin embargo no hay que desfallecer al buscar aquellas alternativas que permitan una mejor convivencia en el hogar y fuera de el, de la misma forma todas las herramientas de apoyo necesarias.
Desde el momento en que hice entender a mí hijo que él es tan valioso y tiene tanto que aportar como todos en este mundo, hace valer sus derechos y especialmente es él y así es aceptado; realizamos en familia muchas actividades, cursos, clases que le han permitido mostrar sus intereses y fortalezas para trabajar en ellas; él es artista y crea cine junto a su hermano.
Cómo familia hemos aprendido que la Inclusión inicia por nosotros mismos, por creer en todo lo valioso que poseemos sin importar si existe o no un diagnóstico, en no agazaparnos y más bien ver el futuro de frente y con ánimo para marcar huella al empoderarnos de todos los talentos que poseemos, lo que se reflejará en nuestra autoconfianza, las buenas relaciones sociales y el manejo de emociones entre muchos otros aspectos.
No dejemos que otros sean quienes nos «incluyan» somos nosotros quienes podemos «ser parte» si así lo deseamos. No te pongas una etiqueta ni lo hagas a quienes amas.
No importa cuáles sean nuestras condiciones particulares unidos como comunidad la Inclusión será realidad. Mantengamos contacto, compartamos nuestros logros y experiencias.